by Francisco Franco Pantoja. MMX
El desempleo en España, permítanme que volvamos a recordar lo obvio, arroja datos preocupantes. El paro “oficial”, ese que aparece periódicamente en los informes que sirven de pilares a los diversos y subjetivos programas de debates que ¿enriquecen? nuestras cenas; supera los 4 millones.
Dicho de otro modo, el número de los que involuntariamente padecen sus lunes al sol, roza el 20% de la población activa. El desempleo real, debe ser, sin duda superior, muy superior. En el actual entorno macroeconómico que conocemos y vivimos todos, no parece difícil que nos pueda surgir esta pregunta.
¿Estamos en una situación en la que sobran los inmigrantes? …
… vayamos con algo más de detenimiento. Paso a paso. Lo primero es la necesidad de reconocer que la pregunta en sí misma es parcial, excesivamente fragmentaria, y por ende capciosa. Podría ser algo así como si nos cuestionásemos
¿Sobra tu vecino? ¿está de más tu panadero?
Por ello la respuesta debe ser sosegada, analítica y tener en cuenta muchos otros factores.
Comprobemos someramente donde estamos, miremos a nuestro alrededor. Conviven con nosotros alrededor de 5 millones de extranjeros. Dentro de este simple dato numérico y estadístico, hay que distinguir:
1) Ciudadanos Comunitarios, los que disfrutan de libertad de circulación y acceso al trabajo en nuestro territorio (como legítimamente lo tenemos nosotros en el suyo). El Alfredo Landa de Vente a Alemania Pepe no necesitaría ahora mayores requisitos que acercarse a Frankfurt e intentar encontrar un empleo. El signo de los nuevos tiempos. Es preciso recordar que los rumanos también son Comunitarios, con toda la controversia que en nuestro país vecino este hecho está generando, y seguramente también en el nuestro.
2) A los extranjeros extracomunitarios con residencia legal. Donde encontramos un grupo policromático y divergente. Con autorización de trabajo, con autorización sólo de residencia, con tarjeta de estudiantes, investigadores, larga duración, asilados, exceptuados de autorización y un buen número de otros etcéteras, (típico cajón desastre, algo convencional y muy mejorable defecto del que gusta adornarse a nuestros legisladores en su creciente obra, y lamentablemente, no sólo ocurre en extranjería)
3) Inmigrantes irregulares, bien con un visado caducado, entraron pero no salieron; o aquellos otros que ni siquiera cuentan con un visado válido.
4) Diplomáticos y personal a su servicio, que para no enmarañar aun más las cosas, nos limitaremos a nombrar en esta lista. De todas formas su presencia real e impacto en nuestras vidas suele ser meramente anecdótica.
En resumen, más de 250.000 de los arriba nombrados (a salvo de los irregulares, claro), se encuentran en la actualidad, además inscritos en nuestras Oficinas de Empleo (u Oficinas de Desempleo si se me permite esta broma con un toque un tanto ácido) buscando una actividad laboral.
Podría parecer lógico entender que “prescindiendo” de la mano de obra foránea, el problema del paro se eliminaría, o al menos se amortiguaría sensiblemente ¿Sería cierto? Es más, invitamos a que el lector, respire con profundidad durante un buen instante, y con toda la honestidad del mundo, sin las cortapisas dictatoriales de lo políticamente correcto; trate de responder a esta otra cuestión.
Si no existieran extranjeros en España ¿dejaríamos de tener problemas de desempleo?
La solución puede empezar a parecernos no tan sencilla como podríamos creer. El debate, sin duda, interesantísimo no parece admitir una solución ni mucho menos tan fácil ¿acaso nos equivocamos?
Mañana continuamos reflexionando